"El Hospital de San Juan de Dios fue antigua sede de los Jerónimos, fue el primero de la orden de San Juan de Dios y ocupó un edificio que anteriorente había sido Monasterio de San Jerónimo. La portada realizada en 1609 está formada por dos cuerpos, columnas dóricas y pilastras, en cuyo centro se encuentra una escultura de San Juan de Dios.
Se organiza en dos patios con azulejos y pinturas murales. Destaca el zaguán con techo de artesonado renacentista, un patio con arqerías, también renacentistas; la escalera con techo de madera decorado, que da acceso a la planta superior se terminó en el siglo XVII". Extraído de "El Ideal", 03/06/10, J.R.V.
La escalera y su artesonado
FACULTAD DE MEDICINA DE GRANADA
El Hospital de San Juan de Dios fue sede de la Universidad de Medicina de Granada hasta que en 1944 se inauguró la facultad en la Avenida de Madrid.
Hemos encontrado una selección de magníficas fotografías del año 1914 de la facultad de Medicina del Hospital de San Juan de Dios, conservadas en el Decanato y que podeís ver en este enlace:
http://www.ugr.es/~archivo/albummedi/pages/DIG0006_jpg.htm Aula de la Facultad de Medicina Entrada de la Facultad de Medicina
del Hospital San Juan de Dios de Granada del Hospital San Juan de Dios, por la calle
Rector López Argüeta
En la Facultad de Medicina del Hospital de San Juan de Dios se han formado grandes profesionales de la medicina de Granada y otros que tras formarse aquí se fueron a diferentes lugares de España.
Podemos nombrar a estos médicos que prestaron sus servicios en el Hospital de San Juan de Dios y algunos de ellos también catedráticos de la facultad de Medicina de Granada, que han sido conocidos por los compañeros más antiguos del hospital y serán recordados por muchos granadinos:
D Juan Pulgar y D Francisco Tamayo, cirujanos, que fueron seguidos por D Juan Chacón y D Felipe Fajardo.
D José Rodrigo Lozano, traumatólogo.
D Antonio Azpitarte, cardiólogo al que sucedió D Francisco García Aguilera.
D Ramón Ramos Calvo, otorrino.
D. Ignacio López Marín, oftalmólogo.
D José Sánchez Castillo y D Agustín Laborde, especialistas en medicina interna.
D César Descalzo Laorden, neurocirujano.
D Arturo Vaca, esepcialista en digestivo.
D José Martín Vivaldi, urólogo.
D José González Vida, pediatra.
D Baldomero Bueno, ginecólogo.
D Angel Galdo Seco, anestesista y transfusiones.
D Juan Oliver Bert, catedrático de galénica.
EPISODIO REAL DE LA HISTORIA DEL HOSPITAL
Dicen los antiguos, que un hombre de la Alpujarra, muy mayor, decidió venir a San Juan de Dios a pasar sus últimos días al cuidado de las monjitas.
Cuando llegó, habló con la monja Sor María,y le ofreció sus bienes y sus enseres a cambio de buenos cuidados. Las escrituras las guardaría bajo su almohada hasta el día de su muerte.
Y ese día llego, y fue Sor María a por las escrituras, y se encontró con lo siguiente:
"MI ALMA SE LA ENCOMIENDO A DIOS,
MI CUERPO A LA LOSA FRÍA,
Y COMO DINERO NO TENGO,
MI POLLA PA SOR MARÍA"
Así me lo contaron los antiguos, y así lo cuento yo.
COMO ERA EL HOSPITAL EN LOS AÑOS 80
El Hospital de San Juan de Dios que han conocido muchos granadinos y trabajadores que han pasado en él toda su vida laboral, era un hospital estructurado en salas de hombres o de mujeres, siendo destinada cada sala a una especialidad y a cargo de un médico. La más conocida era la sala "La Milagrosa", que aún en nuestros días se puede visitar aunque está vacía: una sala enorme de arcos, donde se albergaban unas 40 camas de mujeres. Había muchas otras salas, como San Joaquín, San Vicente, San Enrique, San Rafael...
Los que entraron a trabajar en los años 90 ya no conocieron estas salas abiertas, sino el Pabellón Médico y el Pabellón Quirúrgico, plantas con habitaciones de dos camas como las de cualquier otro hospital, que actualmente son la 2ª y 3ª planta respectivamente.
El hospital siempre ha contado con importantes quirófanos. Hasta mediados de siglo incluso llegó a haber un quirófano en el 2º patio, con el techo de cristal y unas gradas alrededor para que los alumnos pudieran presenciar las intervenciones.
El quirófano del 2º patio con el techo de cristal
- Contaba con servicio de Anestesia, Reanimación y un importante Banco de Sangre, el 2º más antiguo de España.
- En el hospital se encontraba la Farmacia Provincial, desde donde no sólo se suministraba de fármacos, sino que se elaboraban comprimidos, supositorios, se envasaban ampollas, cápsulas, se hacían cremas, etc.
- El servicio de Rayos fue así mismo durante muchos años el único de Granada, donde también se hacían escopias e incluso tratamientos de radioterapia, siendo siempre pioneros en todas las técnicas.
- Las urgencias se encontraban donde ahora está la zona de consultas, que luego se trasladaron a la entrada, hasta que se suprimieron totalmente al principio de los años 90.
- También el hospital albergó la maternidad de Granada, donde hasta la apertura del Hospital Materno-Infantil han nacido todos los granadinos (que no nacían en sus casas). Contaba con servicios de pediatría, nidos e incubadoras.
- En el hospital hubieron laboratorios que también poco a poco se fueron desmantelando, hasta quedar en la actualidad solamente una sala de extracciones.
- Y por supuesto habían servicios de lavandería, cocina, esterilización de materiales, electros y consultas de todas las especialidades.
Poco a poco el hospital se ha ido desmantelando, evadiendo servicios en favor de los hospitales de nueva construcción y los trabajadores de allí han ido viendo como se han ido perdiendo paulatinamente servicios y camas.
Las infraestructuras han estado siempre presentes, de hecho los espacios continuan estando, cerrados pero están. Su estructura nunca podrá ser moderna, pero tiene capacidad sobrada de albergar servicios y prestar atención de la más elevada calidad en un marco incomparable, donde una persona enferma puede salir a pasear por sus hermosos patios andaluces y el ambiente que se respira nada tiene que ver con las despersonalizadas moles de cemento de los hospitales modernos.
ANECDOTAS DEL HOSPITAL
Hacen pasar al siguiente enfermo y entra una mjuer mayor, muy "espercojá", con su delantal de cuadros blancos y azules, y las puntillas almidonadas y se sienta. el Dr Martín Vivaldi le pregunta:
- Siéntese, siéntese, a ver ¿a usted qué le pasa?
- Pues mire usted, don José, que cuando voy a mear "mentra un escozot como si me arrancaran tos los pelos del coño de un tirón".
Don José le recetó sin hacer ni un gesto, mientras todos los presentes aguantaban a duras penas las carcajadas. En cuanto la mujer salió, el Dr Martín Vivaldi se dirigió al Dr Manuel Mercado que estaba sentado a su lado:
- Manolo, en la vida me habían descrito una cistitis tan bien.
Y todos estallaron en una explosión general de risas, incluso el propio dr Martín Vivaldi, al que nunca o casi nunca habían visto reir.
Pues si, muchas anécdotas han vivido estas paredes...
Hace unos 10 años las auxiliares del hospital presentaron esta ponencia en el congreso de auxiliares de enfermería, en el Palacio de Congresos de Granada. Os ofrecemos un extracto.
EL AUXILIAR DE ENFERMERIA EN CUIDADOS PALIATIVOS-GERIATRICOS.
CUIDAMOS UN PASAJE DIGNO
La mayoría de nuestros pacientes padecen enfermedad avanzada, incurable, progresiva. En ellos predomina el dolor y otros síntomas físicos provocados por el cáncer, enfermedades relacionadas con la edad avanzada y enfermedades crónicas evolutivas incapacitantes.
Para poder ayudar a estos enfermos es necesario hacer una reflexión sobre nuestra actitud ante la muerte. La aceptación de la muerte y verla como una etapa de la vida son los primeros pasos para mejorar nuestro enfoque de la enfermedad terminal.
Los principales temores que presentan los pacientes terminales son:
- Miedo a la muerte: el temor a lo desconocido, al más allá, a que ocurra cuando no esté aquí.
- Miedo al dolor: es el miedo a la forma en que evolucionará la enfermedad, al deterioro físico.
- Miedo a la soledad: miedo a encontrarse solo, sin apoyo de su familia, a no poder contar sus temores a nadie.
- Miedo al ingreso hospitalario: para muchas personas está presente la idea de que al hospital se va para morir.
PLAN DE CUIDADOS
El tratamiento del dolor debe ser el principal objetivo de la atención de enfermería, ya que el dolor físico hace que el paciente se deprima y angustie. También debemos prestar especial atención al control de los síntomas de la enfermedad, que favoreceremos con:
- Postura adecuada.
- Evitar zonas de presión.
- Higiene.
- Nutrición.
ATENCION A LA FAMILIA
Es conveniente implicar a la familia en tareas que faciliten la comunicación y el contacto con el paciente. Tareas como el cuidado de la boca, la higiene y todas las medidas favorecedoras del confort son facilmente aceptadas cuando sabemos compartir con ellos la situación y somos capaces de transmitir seguridad. Así ellos se sienten partícipes y evitamos la desesperación que provoca la sensación de inutilidad.
Nosotros somos los que debemos instruirles para que nos ayuden en los cuidados, pero es importante tener en cuenta que nunca debemos obligarlos si no pueden o no quieren.
La familia es dadora y receptora de cuidados, cuidan de su familiar enfermo y a la vez necesitan de nuestros cuidado. Nuestra labor con ellos consiste en ofrecer información clara, dentro de nuestras posibilidades, sobre lo que necesiten saber, ya que nadie ha sido instruido para enfrentarse a un enfermo terminal. Tenemos que tener en cuenta a la hora de dar información, el dolor por la enfermedad y la futura pérdida y no tratarlos como intrusos o huéspedes pasajeros del hospital.
El enfrentamietno a la soledad y a la muerte es mucho más duro en parejas ancianas. Cuando muere uno de los cónyugues la pareja experimenta un sentimiento de pérdida, de vacío y de soledad, por lo que el personal de enfermería debe prestar especial atención en estos casos.
APOYO PSICOLOGICO
El auxiliar de enfermería ante una situación de muerte inminente debe mostrar una actitud de apoyo psicológico y ayuda al enfermo y la familia. Todas las medidas de confort que podamos desarrollar deben contribuir a mantener una comuncación no verbal a través del tacto y del ambiente sereno y tranquilo que debemos promover. Estrechar una mano, tender una mirada... es mucho más importante que decir frases como: "tranquilo, todo va bien".
Todos, alguna vez nos hemos visto poco preparados, impotentes e incapaces para dar respuesta a preguntas sin respuesta, o cuando no podemos darles la esperanza que tanto buscan. Es esencial dedicar tiempo para escuchar, no debemos ir con prisas, el paciente no la tiene y detecta nuestra impaciencia.
Nuestro trabajo siempre se verá compensado con lo que el paciente pueda enseñarnos sobre este último viaje.